Espero que a partir de hoy lo primero que toque el suelo cada mañana sea tu pie derecho. Que cuando te mires al espejo, en vez de fijarte en las ojeras, las arrugas o las nuevas canas, te des cuenta de que tienes una sonrisa preciosa que te ilumina el rostro y hace sombra a todo lo demás.
Espero que cuando te vistas lo hagas para gustarte a ti, y no por impresionar al resto. Que no te maquilles demasiado porque sin pintar eres igual de bonita, y que desayunes bien cada maña para salir de casa cargada de energía. Que te des cuenta de que comer es una fuente de fellicidad, y hay que disfrutar haciéndolo en vez de preocuparse por las calorías. Cuanto mejor te sientas por dentro, más se te notará por fuera.
Espero que le des una oportunidad a tu trabajo aunque no te guste, y que si te gusta no dejes deintentar mejorar.
Espero que seas valiente y tengas el coraje suficiente para enfrentarte a los estereotipos y prejucios sociales. Que seas tu misma por encima de todo, pues lo que tu piensas de ti es mas importante que lo que cualquiera pueda llegar a imaginar.
Espero que nunca te rindas, que luches por aquella kista de cosas que quieres hacer antes de morir. Que seas optimista y creas que cada día va a ser mejor que el anterior, y le plantes cien sonrisas a cada veinticuatro horas que vivas.
Pero sobre todo espero que sigas soñando, creando y viviendo como lo haces, porque nadie es capaz de hacerlo a tu manera. Eres única, diferente, y vales tanto la alegría como la pena.
Feliz Día Internacional de la Mujer.
VIAJANDO CON SILVIA
lunes, 19 de marzo de 2018
MI SUPERHEROE FAVORITO
- Papá.
No se si fue la primera o la segunda palabra que aprendí, pero me ha salvado de muchos apuros. La he usado en momentos alegres, tristes, de pánico o de enfado. Tantas veces, que ya no se. Lo que empezó como una pedorreta en forma de sonidos incoherentes, acabó convirtiéndose en la palabra que emplearía durante el resto de mi vida, para referirme a alguien tan importante.
La primera carcajada fue seguramente gracias a ti. Cada vez que me veías llegar del colegio, sentía que algo bueno iba a ocurrir. Unas veces, me hacías cosquillas hasta que no podía contener la risa, otras, me cogías en brazos y empezabas a balancearme tan alto que parecía que iba a tocar el cielo. Siempre decías que algún día "aprendería a volar por mi cuenta y tomar mis propias decisiones".
También recuerdo, por la cantidad de veces que me lo has contado, que tenía mucho carácter y a veces lloraba tanto que echaba el potito por la nariz. Además, cuando ya desesperado me llevabas al médico, la llorera desparecía al instante. Entonces el doctor te decía: "Esta niña va a tener personaludad", y no se equivocaba, ya que a día de hoy me lo sigues recordando cada vez que se me va la fuerza por la boca.
!Como pasa el tiempo! Y pensar que al nacer solo hacían falta tus dos manos para sostenerme, y ahora ya no puedes ni cogerme en brazos. Sin embargo, no hace falta que me cojas en brazos para saber que el peligro desaparece a tu lado.
Poco a poco hemos aprendido tanto el uno del otro, como el otro del uno. Quizá no tengamos una relación envidiable, pero hemos pasado momentos realmente buenos juntos. Y es cierto que chocamos, pero sabemos entendernos, y somos capaces de solucionar todos nuestros desacuerdos en cuestión de segundos.
Porque siempre estás dispuesto a darme todo lo que necesito. Por tu entrega incondicional, los valores que me has inculcado, y por todo lo que has luchado por llegar hasta aquí. Por tu esfuerzo y tu generosidda. Por todos los caprichos que me has ofrecido, los viajes, los momentos en familia, y nuestras risas y secretos.
Porque juntos nos comemos el mundo, ayudándonos mutuamente y mejorando día a día; y porque quizás no seas el mejor padre ni tengas super poderes, pero siempre serás mi superheroe favorito.
Te quiero papá.
!Feliz dia a todos los padres del mundo!
No se si fue la primera o la segunda palabra que aprendí, pero me ha salvado de muchos apuros. La he usado en momentos alegres, tristes, de pánico o de enfado. Tantas veces, que ya no se. Lo que empezó como una pedorreta en forma de sonidos incoherentes, acabó convirtiéndose en la palabra que emplearía durante el resto de mi vida, para referirme a alguien tan importante.
La primera carcajada fue seguramente gracias a ti. Cada vez que me veías llegar del colegio, sentía que algo bueno iba a ocurrir. Unas veces, me hacías cosquillas hasta que no podía contener la risa, otras, me cogías en brazos y empezabas a balancearme tan alto que parecía que iba a tocar el cielo. Siempre decías que algún día "aprendería a volar por mi cuenta y tomar mis propias decisiones".
También recuerdo, por la cantidad de veces que me lo has contado, que tenía mucho carácter y a veces lloraba tanto que echaba el potito por la nariz. Además, cuando ya desesperado me llevabas al médico, la llorera desparecía al instante. Entonces el doctor te decía: "Esta niña va a tener personaludad", y no se equivocaba, ya que a día de hoy me lo sigues recordando cada vez que se me va la fuerza por la boca.
!Como pasa el tiempo! Y pensar que al nacer solo hacían falta tus dos manos para sostenerme, y ahora ya no puedes ni cogerme en brazos. Sin embargo, no hace falta que me cojas en brazos para saber que el peligro desaparece a tu lado.
Poco a poco hemos aprendido tanto el uno del otro, como el otro del uno. Quizá no tengamos una relación envidiable, pero hemos pasado momentos realmente buenos juntos. Y es cierto que chocamos, pero sabemos entendernos, y somos capaces de solucionar todos nuestros desacuerdos en cuestión de segundos.
Porque siempre estás dispuesto a darme todo lo que necesito. Por tu entrega incondicional, los valores que me has inculcado, y por todo lo que has luchado por llegar hasta aquí. Por tu esfuerzo y tu generosidda. Por todos los caprichos que me has ofrecido, los viajes, los momentos en familia, y nuestras risas y secretos.
Porque juntos nos comemos el mundo, ayudándonos mutuamente y mejorando día a día; y porque quizás no seas el mejor padre ni tengas super poderes, pero siempre serás mi superheroe favorito.
Te quiero papá.
!Feliz dia a todos los padres del mundo!
LA MUJER MARAVILLA
A veces me da por pensar que habría sido de mi sin ti, sin tus canciones de cuna, sin tus caricias en el pelo, sin tu paciencia a la hora de darme de comer y sin las horas que estuviste desvelada para velarme el suelo a mi.
Tus consejos me han enseñado a hacer frente a los problemas, a valerme por mi misma, a ser mejor persona, a preocuparme por los demás, y a decir siempre la verdad.
Contigo he aprendido que para comer siempre hay comida, que cualquier cosa que no encuentre está en su sitio, que no eres el Banco de España, y que soy igualita que mi padre.
No habría llegado hasta aquí si no fuera por todas esas veces que me has levantado tras una caída, por los secretos que me has guardado, las sonrisas comprensivas que me has regalado, y los besos espontáneos que se salen de vez en cuando.
Una de las mejores sensaciones que existen es la de mirarte y sentir que me cuidas estés donde estés. Porque tu inmenso amor supera la distancia, y la distancia cuando hay amor no es mas que una variable que en cualquier momento puede ser despejada.
Tú llenas de luz todos los rincones, y de sabiduría tanto los silencios como las eternas conversaciones. Eres fuerte, eres valiente, y no hay obstáculo que no seas capaz de sobrepasar. Eres luchadora por naturaleza, nunca te rindes, y siempre tienes algo importante que enseñar.
Hoy quiero llenarte las mejillas de besos, los hombros de abrazos y los bolsillos de "te quieros". Quiero decirte que sin ti la vida no sería lo mismo, y que si algún día faltas, el mundo perderá una de sus maravillas. Porque tú eres la mujer maravilla, una heroína de pies a cabeza, y una belleza por dentro y por fuera.
Te quiero mamá.
Tus consejos me han enseñado a hacer frente a los problemas, a valerme por mi misma, a ser mejor persona, a preocuparme por los demás, y a decir siempre la verdad.
Contigo he aprendido que para comer siempre hay comida, que cualquier cosa que no encuentre está en su sitio, que no eres el Banco de España, y que soy igualita que mi padre.
No habría llegado hasta aquí si no fuera por todas esas veces que me has levantado tras una caída, por los secretos que me has guardado, las sonrisas comprensivas que me has regalado, y los besos espontáneos que se salen de vez en cuando.
Una de las mejores sensaciones que existen es la de mirarte y sentir que me cuidas estés donde estés. Porque tu inmenso amor supera la distancia, y la distancia cuando hay amor no es mas que una variable que en cualquier momento puede ser despejada.
Tú llenas de luz todos los rincones, y de sabiduría tanto los silencios como las eternas conversaciones. Eres fuerte, eres valiente, y no hay obstáculo que no seas capaz de sobrepasar. Eres luchadora por naturaleza, nunca te rindes, y siempre tienes algo importante que enseñar.
Hoy quiero llenarte las mejillas de besos, los hombros de abrazos y los bolsillos de "te quieros". Quiero decirte que sin ti la vida no sería lo mismo, y que si algún día faltas, el mundo perderá una de sus maravillas. Porque tú eres la mujer maravilla, una heroína de pies a cabeza, y una belleza por dentro y por fuera.
Te quiero mamá.
BARCO A LA DERIVA
El Titanic se hundió un día después de que nosotros encallásemos. Llevaba mas de 2000 pasajeros a bordo y chocó con un iceberg. Tu y yo éramos dos y chocamos entre nosostros generando una catástrofe que se nos antojó parecida.
Antes del hundimiento ya había habido noches de tormenta, pero ahora, las rachas de viento huracanado sobre mi almohada son constantes. Con el tiempo, he conseguido que los ríos no se desborden por las comisuras de mis ojos, y se sequen antes de llegar al mar. A pesar de todo, sigo dejando surcos de desconseuelo entre las sábanas cuando me da por pensar que hubiera pasado si hubiese amarrado un poco mejor las velas.
Puede que en algún momento se nos olvidase echar el ancla y vagásemos a la deriva sin apenas percibirlo. O puede que en deterninadas circusnatcnais hubiese sido mejor tirarse al agua y nadar. Lo cierto es que luchamos por no morir ahogados, pero teníamos engranajes oxidados imposibles de restaurar.
Nunca fuimos como Jack y Rose, quizá porque nuestro iceberg escondía bajo la superficie algo mas de lo que mostraba. Quizás porque podíamos ser completamente diferentes aun pareciendo dos gotas de agua, o quizás porque navegar nos terminó produciendo sensación de mareo.
Ahora, desde esta isla desierta enclavada en el mar que compartimos, te escribo un mensaje en una botella que seguramente no te llegará. Porque me he dado cuenta de que el amor no es cuestión de tener buen oleaje, ni de saber tripular. El amor es cuestión de tener el valor de subirse al barco y poner rumbo sin destino. Porque no importa tenerlo miedo a los piratas, cuando sabes que llevas contigo un mapa del tesoro.
Antes del hundimiento ya había habido noches de tormenta, pero ahora, las rachas de viento huracanado sobre mi almohada son constantes. Con el tiempo, he conseguido que los ríos no se desborden por las comisuras de mis ojos, y se sequen antes de llegar al mar. A pesar de todo, sigo dejando surcos de desconseuelo entre las sábanas cuando me da por pensar que hubiera pasado si hubiese amarrado un poco mejor las velas.
Puede que en algún momento se nos olvidase echar el ancla y vagásemos a la deriva sin apenas percibirlo. O puede que en deterninadas circusnatcnais hubiese sido mejor tirarse al agua y nadar. Lo cierto es que luchamos por no morir ahogados, pero teníamos engranajes oxidados imposibles de restaurar.
Nunca fuimos como Jack y Rose, quizá porque nuestro iceberg escondía bajo la superficie algo mas de lo que mostraba. Quizás porque podíamos ser completamente diferentes aun pareciendo dos gotas de agua, o quizás porque navegar nos terminó produciendo sensación de mareo.
Ahora, desde esta isla desierta enclavada en el mar que compartimos, te escribo un mensaje en una botella que seguramente no te llegará. Porque me he dado cuenta de que el amor no es cuestión de tener buen oleaje, ni de saber tripular. El amor es cuestión de tener el valor de subirse al barco y poner rumbo sin destino. Porque no importa tenerlo miedo a los piratas, cuando sabes que llevas contigo un mapa del tesoro.
CALLES PERPENDICULARES
Ellos eran como calles perpendiculares, podían separarse cientos de kilómetros pero al final siempre acababan encontrándose. Ella siempre olía a miel y él a café recién hecho. Ella tenía el pelo desborotado y los ojos llenos de historias. Le encantaba reírse e ir descalza, y escondía en su corazón un mundo que siempre estaba patas arriba. Él era capaz de organizar ese caos con elegancia, aunque su cabeza fuera una burbuja llena de ideas disparatadas. Siempre tenía las manos frías y se quedaba dormido cuando le acariciaban las orejas. "Si haces reír a una chica te la has ganado", solía decir con orgullo cuando le hacía cosquillas, y por un segundo se convertía en el Don Juan de alguna película de los ochenta. Luego volvía a su planeta y apoyaba los pies en la Tierra.
Nunca se prometieron la Luna, pero les encantaba dormir bajo las estrellas. Para ellos cada día era una aventura nueva en el espacio, ese que evitaban que existiese entre ambos. Eran campistas de aeropuertos, cantautores de duchas y piratas de besos. Parecían sacados de un largometraje de ciencia ficción, una mezcla intereante de sal y pimienta.
Nunca tuvieron certeza de nada excepto de quererse. Nunca estuvieron seguros de si volverían a verse. Compensaban el tiempo que pasaban separados con sorpresas y cartas que atravesaban el mundo con el único propósito de hacer feliz al otro.
Un día de verano se despertaron en una cama inmensa. Se habían pasado la noche enredando y desenredando las sábanas. Él se quedó unos segundos observando como ella respiraba profundamente. Su espalda se elevaba al compás de una nota blanca y entre sus labios se dibujó una leve sonrisa. Le gustaba hacerse la dormida cuando sentía esos ojos almendra recorriéndola. Que loco le volvía que lo supiera y aun así le dejase disfrutar de las vistas. "Cásate conmigo" le susurró entonces.
Aún se acuerda del beso que ella le devolvió aquella mañana, aún lo siente sobre su piel. Le coge la mano y mirando al infinito tararea la estrofa de una canción que versa sobre volver a casa. Luego recuerda en voz baja esas líneas de guión de las que nunca se ha deshecho porque a ella le encantaba oírlas. Ahora ya no las recuerda, como tampoco le recuerda a él, porque con el tiempo ha perdido la memoria.
A lo mejor hoy se acuerda y llora, quien sabe, a veces regresa de su calle paralela para cruzarse otra vez con sus recuerdos. Él ya no puede verla, pero sigue negándose a admitir que la vejez le ha vuelto ciego. "El amor es ciego", dice siempre, "yo no estoy ciego de viejo sino de enamorado", contesta.
Cogerse de la mano les proporciona la seguridad que sus respectivas cabeza y ojos ya no les dan, le provoca esa mezcla de paz y adrenalina que solo la felicidad conoce. Ya han pasado 75 años desde que sus calles se juntaron en esa plaza por primera vez, todo parece haber cambiado y en especial su apariencia, que ha encogido y se ha arrugado. "Se me ha ido la cabeza con razón", dice ella recuperabdo la cordura por un segundo, "sigo estando loca por ti", añade juguetona. "No importa lo que digan" contesta el mientras apunta con su mano derecha hacia el pecho, "ni siquiera el tiempo puede con esto": y desde la inmensa oscuridad que le nubla los ojos responde a su primera afirmación: "Yo también te quiero".
Nunca se prometieron la Luna, pero les encantaba dormir bajo las estrellas. Para ellos cada día era una aventura nueva en el espacio, ese que evitaban que existiese entre ambos. Eran campistas de aeropuertos, cantautores de duchas y piratas de besos. Parecían sacados de un largometraje de ciencia ficción, una mezcla intereante de sal y pimienta.
Nunca tuvieron certeza de nada excepto de quererse. Nunca estuvieron seguros de si volverían a verse. Compensaban el tiempo que pasaban separados con sorpresas y cartas que atravesaban el mundo con el único propósito de hacer feliz al otro.
Un día de verano se despertaron en una cama inmensa. Se habían pasado la noche enredando y desenredando las sábanas. Él se quedó unos segundos observando como ella respiraba profundamente. Su espalda se elevaba al compás de una nota blanca y entre sus labios se dibujó una leve sonrisa. Le gustaba hacerse la dormida cuando sentía esos ojos almendra recorriéndola. Que loco le volvía que lo supiera y aun así le dejase disfrutar de las vistas. "Cásate conmigo" le susurró entonces.
Aún se acuerda del beso que ella le devolvió aquella mañana, aún lo siente sobre su piel. Le coge la mano y mirando al infinito tararea la estrofa de una canción que versa sobre volver a casa. Luego recuerda en voz baja esas líneas de guión de las que nunca se ha deshecho porque a ella le encantaba oírlas. Ahora ya no las recuerda, como tampoco le recuerda a él, porque con el tiempo ha perdido la memoria.
A lo mejor hoy se acuerda y llora, quien sabe, a veces regresa de su calle paralela para cruzarse otra vez con sus recuerdos. Él ya no puede verla, pero sigue negándose a admitir que la vejez le ha vuelto ciego. "El amor es ciego", dice siempre, "yo no estoy ciego de viejo sino de enamorado", contesta.
Cogerse de la mano les proporciona la seguridad que sus respectivas cabeza y ojos ya no les dan, le provoca esa mezcla de paz y adrenalina que solo la felicidad conoce. Ya han pasado 75 años desde que sus calles se juntaron en esa plaza por primera vez, todo parece haber cambiado y en especial su apariencia, que ha encogido y se ha arrugado. "Se me ha ido la cabeza con razón", dice ella recuperabdo la cordura por un segundo, "sigo estando loca por ti", añade juguetona. "No importa lo que digan" contesta el mientras apunta con su mano derecha hacia el pecho, "ni siquiera el tiempo puede con esto": y desde la inmensa oscuridad que le nubla los ojos responde a su primera afirmación: "Yo también te quiero".
POSTAL A NINGUNA PARTE
Querido compañero del pasado:
Hoy me disponía a entregarte una postal desde la otra parte del mundo, a miles de kilómetros de distancia y con unas horas de diferencia, para desearte un "feliz día de nacimiento", como dicen en las Américas.
Quería hacerte algo especial para no romper con las tradiciones, pero de tanto pensar en como iba a envolver el regalo, se me han acabado las ideas, y eso que contigo se me ocurrían ideas de bombero en cualquier momento. Nuestra relación fue un poco de película, por eso es que nos gustaba ir tanto al cine. Con unas palomitas extra grandes y una Coca Cola bien cargada, nos metíamos en la sala para adentrarnos en la vida de los protagonistas cuando en realidad, nosotros protagonizábamos las mejores escenas.
No pasábamos demasiado tiempo juntos, pero juntos se nos pasaba el tiempo volando, y eramos expertos en aguantar hasta el amanecer para ver salir el sol. Por irnos, se nos iban la olla, la sartén y los platos. No teníamos medida cuando se trataba de pasarlo bien. En las noches de verano, las estrellas eran nuestras mejores vistas, y los barcos nuestros grandes aliados. En época de frío, caducamos las sesiones de peli y manta.
Aunque no discutíamos mucho, chincharnos se nos daba de vicio. Eso sí, después de la tormenta llega la calma, y nuestros enfados iban seguidos de las mejores reconciliaciones. Nos gustaba aprendernos las letras de nuestras canciones favoritas. Dado que la música está tatuada en mi piel, yo te dedicaba mis composiciones tocando mis letras en algún local de Granada, donde apostaba mis copas a que te volverías a enamorar de mi.
No éramos mucho de ir a fiestas juntos, pero juntos nos montábamos las mejores fiestas. Solo nos hacía falta tener un buen plan y un coche en dirección a la locura. Aunque no nos gustaba la idea de sonreír ante las cámaras, le sonreíamos a la vida y ella lo hcía de vuelta. Tampoco teníamos filtros, aunque no se vieran reflejados en nuestras fotos de Instagram.
Nos queríamos "hasta la luna y de vuelta" y "hasta el infinito y mas allá". Nos vestíamos de incógnito ante el resto del mundo, y sólo nos quitábamos la ropa ante las cuatro paredes de cualquier habitación que era testigo de nuestro amor. Éramos muy diferentes, casi tanto que de no haber sido por la brisa del sur, no se hubieran cruzado nuestros caminos. Tú tan clásico y yo tan pija. La pareja mas extraña del planeta. Por eso decidimos mudarnos a una galaxia desconicida, para no dar explicaciones a nadie.
Nos hacíamos regalos de vez en cuando y en las ocasiones mas especiales, aunque los emjores eran aquellos en los que no hacía falta gastarse ni un euro. Las sorpresas eran esa constante que mantenían la llama encendida. Aunque ya no se si era la llama del amor o la de un fuego desconocido que te gustaba prender. En realidad, prefiero que lo nuestro fue real en lugar de creer que fue ciencia ficción.
El caso es que quería mandarte esta postal, pero como al entregártela estaba en juego algo mas importante que unos céntimos de mi cartera, he preferido no hacerlo. Así que, estés donde estés, independientemente de si me lees o no, hoy, querido compañero del pasado, te deseo un feliz cumpleaños y un mejor viaje al futuro.
Hoy me disponía a entregarte una postal desde la otra parte del mundo, a miles de kilómetros de distancia y con unas horas de diferencia, para desearte un "feliz día de nacimiento", como dicen en las Américas.
Quería hacerte algo especial para no romper con las tradiciones, pero de tanto pensar en como iba a envolver el regalo, se me han acabado las ideas, y eso que contigo se me ocurrían ideas de bombero en cualquier momento. Nuestra relación fue un poco de película, por eso es que nos gustaba ir tanto al cine. Con unas palomitas extra grandes y una Coca Cola bien cargada, nos metíamos en la sala para adentrarnos en la vida de los protagonistas cuando en realidad, nosotros protagonizábamos las mejores escenas.
No pasábamos demasiado tiempo juntos, pero juntos se nos pasaba el tiempo volando, y eramos expertos en aguantar hasta el amanecer para ver salir el sol. Por irnos, se nos iban la olla, la sartén y los platos. No teníamos medida cuando se trataba de pasarlo bien. En las noches de verano, las estrellas eran nuestras mejores vistas, y los barcos nuestros grandes aliados. En época de frío, caducamos las sesiones de peli y manta.
Aunque no discutíamos mucho, chincharnos se nos daba de vicio. Eso sí, después de la tormenta llega la calma, y nuestros enfados iban seguidos de las mejores reconciliaciones. Nos gustaba aprendernos las letras de nuestras canciones favoritas. Dado que la música está tatuada en mi piel, yo te dedicaba mis composiciones tocando mis letras en algún local de Granada, donde apostaba mis copas a que te volverías a enamorar de mi.
No éramos mucho de ir a fiestas juntos, pero juntos nos montábamos las mejores fiestas. Solo nos hacía falta tener un buen plan y un coche en dirección a la locura. Aunque no nos gustaba la idea de sonreír ante las cámaras, le sonreíamos a la vida y ella lo hcía de vuelta. Tampoco teníamos filtros, aunque no se vieran reflejados en nuestras fotos de Instagram.
Nos queríamos "hasta la luna y de vuelta" y "hasta el infinito y mas allá". Nos vestíamos de incógnito ante el resto del mundo, y sólo nos quitábamos la ropa ante las cuatro paredes de cualquier habitación que era testigo de nuestro amor. Éramos muy diferentes, casi tanto que de no haber sido por la brisa del sur, no se hubieran cruzado nuestros caminos. Tú tan clásico y yo tan pija. La pareja mas extraña del planeta. Por eso decidimos mudarnos a una galaxia desconicida, para no dar explicaciones a nadie.
Nos hacíamos regalos de vez en cuando y en las ocasiones mas especiales, aunque los emjores eran aquellos en los que no hacía falta gastarse ni un euro. Las sorpresas eran esa constante que mantenían la llama encendida. Aunque ya no se si era la llama del amor o la de un fuego desconocido que te gustaba prender. En realidad, prefiero que lo nuestro fue real en lugar de creer que fue ciencia ficción.
El caso es que quería mandarte esta postal, pero como al entregártela estaba en juego algo mas importante que unos céntimos de mi cartera, he preferido no hacerlo. Así que, estés donde estés, independientemente de si me lees o no, hoy, querido compañero del pasado, te deseo un feliz cumpleaños y un mejor viaje al futuro.
VALORA LOS INSTANTES MÁGICOS
Aprecia más la vida, los pequeños gestos de cariño, las grandes decisiones, los sentimientos sinceros, los amigos honestos, las parejas fieles, los vecinos amables, las familias unidas, las sonrisas cómplices, las carcajadas, los silencios, los cumplidos, los deseos, las cicatrices de la experiencia, los ánimos, el cariño de los tuyos, el respeto de los demás, la inocencia de los niños, la bondad de los abuelos, la espontaneidad, la alegría, los días soleados, la lluvia, leer, la pasión desmedida, los sueños imposibles, los abrazos de bienvenida, las cartas, las canciones dedicadas, los besos efusivos, la naturalidad, las noches bajo las estrellas, andar descalzo por la playa, las historias, el verano, la nostalgia, las personas interesantes, la valentía, la ternura, el café recién hecho, dormir, la originalidad, la humildad, tú...
Aprecia mas la vida y deja que te envuelva en instantes mágicos, de esos que se sienten en la piel y se asientan en el corazón. Vive hoy y sé feliz, porque nunca sabes lo que podrá pasar mañana.
Aprecia mas la vida y deja que te envuelva en instantes mágicos, de esos que se sienten en la piel y se asientan en el corazón. Vive hoy y sé feliz, porque nunca sabes lo que podrá pasar mañana.
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