domingo, 18 de marzo de 2018
MI TALÓN DE AQUILES
Vivo en un duelo constante desde que te fuiste, aunque reconozco que ni todos los días visto de negro, ni todas las noches me encierro en el cuarto para llorarte, para pensarte, para conseguir que durante ese corto periodo de tiempo en el que me desvisto, me pongo el pijama y me meto en la cama, pueda revivir todos nuestros momentos y sentirte mas cerca que aun cuando estabas aquí, junto a mi.
Lo que dueles lo llevo dentro, muy dentro, nadie mas lo sabe, y es algo que no cura el tiempo, aunque el mundo, la televisión y los libros de autoayuda se empeñen en vendérmelo.
No necesito tranquimazín, ni mucho menos tilas para dormir. Mi insomnio no se ha visto afectado, aunque quizá el café es el culpable de que no pegue ojo ni aún estando en paz.
No me basta con seguir viviendo con el simple olor de tu recuerdo. Olor a tardes lluviosas sentada en tus rodillas, escuchando tus historias y aventuras, y con un vaso de leche con galletas, convertido en el manjar perfecto tras un día duro en el colegio. No. No me basta con solo recordarte, pues dos fotogarfías colagadas en la pared no van a hacer que vuelvas ni que yo soporte mejor esto que un 14 de julio a las cuatro y media de la tarde la vida me arrebató.
No quiero que seas recuerdo ni que vivas solo en la mente de todos aquellos que te conocieron. Me gustaría enseñarle al mundo todo cuanto fuiste para mi para que, así, entiendan como vivo ahora desde que te perdí.
Tengo una carga a cuestas como si piedras colgaran en mi espalda, y las muy putas han decidido quedarse sin ningún tipo de permiso, sin siquiera haber llamado a la puerta, pues si hubiera sabido que eran ellas, jamás la habría dejado abierta.
Vivo en lucha constante con mi otro yo, ese que me grita, que me hace sentir cobarde cuando mas sola estoy, cuando necesito de todo menos de su rencor, pero es que desde que te fuiste hay una parte de mi que se marchó contigo, que emprendió tu camino y me dejó triste viviendo en un continuo invierno frío.
Sin embargo, no he venido a hablar de mi, sino de el, sino de ti. Mi sexto sentido, mi intuición, mi talón de Aquiles, y también mi perdición. Y es que mi talon de Aquiles habita aquí en mi pecho, entre todos estos recovecos de arterias y sangre donde, de vez en cuando, te escondes y me encuentro con tu recuerdo. Quieto, callado, sin hacerse notar, pero sintiéndolo muy dentro hasta cuando solo necesito no hablar, llorar, pensar.
Creo que mi talón de Aquiles eres tu y mi recuerdo, lo he descubierto hoy a pesar de que te fuiste ya hace tiempo. Creo que mi talón de Aquiles eres tu y mi recuerdo, y a pesar del vacío y de esta soledad que habita en este cuerpo mío, desde hoy y desde siempre tu recuerdo y mi memoria hará que vivas eternamente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario